miércoles, 5 de agosto de 2009

DÍA 22

Cuando empiezo a escribir esto quedan unas 15 horas para que por fin, después de tres semanas, el traumatólogo vaya a verme la rodilla.

No tengo ni idea de lo que pasará. Lo mismo es una chorrada, lo mismo algo grave. Prefiero no hacerme ilusiones, aunque como la lógica puede conmigo, la verdad es que me veo con una rodillera o vendaje similar y, quizás, ayudado por una muleta si no puedo apoyar la pierna. Pero bueno, mañana sabremos como continúa esta aventura.

Tengo ganas de doblar la pierna, de sentirmela, porque es una sensación de peso muerto que no os la imaginais (tilde?). Tengo ganas de poder meterme en la ducha y que el agua corra por mi cuerpo. Tengo ganas de no tener que volver a comer en plan hospital con la bandeja en la cama. Tengo ganas de no volver a pincharme la heparina en la barriga, que aún hoy, es coger la jeringa y curiosamente me sudan las puntas de los dedos, algo psicológico porque ni duele ni nada. Tengo ganas de poder no depender de nadie si necesito levantarme, o moverme o agua o que me enchufen el móvil; no nací para señorito, me alegro. Tengo ganas de poder irme a mi casa, de tener mi intimidad, necesito mis momentos de soledad libremente elegidos. Necesito poder tener mi ritmo, mis suspiros, mis risas, mis delirios y mis llantos si quiero. Necesito no hacer nada, pero porque sea mi elección. Necesito poder recibir a las personas como se merecen que las atiendan. Necesito llegar a casa, da igual tarde que temprano, sin saber que hay alguien esperando porque tiene que ayudarme a acostarme. Necesito volver a salir de mi casa sin saber cuándo volveré. Necesito ver mis películas cuando me apetece. Necesito meterle mano a la cámara que me compré con idea de estrenarla en el campamento y que aún sigue, apenas desembalada, en la mesa de mi despacho. Necesito pelarme. Necesito que me pase una cosa buena, la alegría que tanto tiempo llevo diciendo que me merezco.

Debo más de una cerveza y más de dos. Debo una borrachera. Debo una cena con gulas. Debo una cena más. Debo un par de charlas pendientes. Debo algún que otro cinefórum. Debo algún paseo. Debo alguna sesión de fotos y algunos retratos que terminar. Le debo a Luis la gasolina que me echó en el coche, aunque el no quiera cogerme el dinero. Debo devolver la silla y la tabla del hospital de Puerto Real. Debo por supuesto darle un apretón al piso y que termine de empezar a parecer un hogar. Debo muchas gracias, pero esas cada uno las sabe, a mí eso se me nota, para algunas cosas sí soy transparente. Debo controlarme y no volver al mundo normal exaltado y eufórico y dar por culo, no se recupera lo pasado. Debo muchos besos. Debo algunos abrazos.

Decía alguien por ahí que, aunque la mala suerte pareciese ir pegada a su culo, había algunos que estaban peor en sus comienzos vacacionales. No sé si darme por aludido, porque en verdad yo aún no he empezado mis vacaciones. Eso será otro tema más adelante. Me gusta pensar que esto ha pasado, no porque ahora vaya a tener unas vacaciones geniales cuando las pueda coger, que para el dogma del destino estoy yo; sino que pienso que esto ha pasado y cuando pueda coger las vacaciones, van a ser geniales. Después diré si tuve suerte, si fue buena, o si fue mala.

¿Como será mi rodilla mañana cuando la vea? jeje. Deseadme suerte, porque no sé lo que me dirán mañana. Yo, por si acaso, llegaré temprano.

1 comentario:

Sabel dijo...

Tu rodilla estará muy sucia!!!!
Suerte, Ito... pero no te va hacer falta porque ya mismo vas a estar correteando por ahí. Un besote.